Estudio en
escarlata (A Study in Scarlet) es una novela de
misterio escrita por Arthur Conan
Doyle y publicada en la revista Beeton's Christmas Annual de
noviembre de 1887, con
ilustraciones de David Henry Friston.
Se trata de la primera aparición de Sherlock Holmes y el Dr. Watson.
En principio, Arthur Conan Doyle tituló a su obra A Tangled Skein (Una madeja enmarañada). Tras varios rechazos, vio su obra publicada por Ward, Lock & Co. en Beeton's Christmas Annual. La primera edición norteamericana fue publicada en 1890 por J. B. Lippincott Co. 1
En principio, Arthur Conan Doyle tituló a su obra A Tangled Skein (Una madeja enmarañada). Tras varios rechazos, vio su obra publicada por Ward, Lock & Co. en Beeton's Christmas Annual. La primera edición norteamericana fue publicada en 1890 por J. B. Lippincott Co. 1
Con esta historia se cuenta
el origen de uno de los personajes de la cultura popular mas famosos de la
historia y uno de los mas representativos del Reino Unido, esto gracias al
estilo inigualable de su autor Arthur Conan Doyle cuyo éxito comenzaría tras la
publicación de este primer libro; en el cual nos presenta el primer caso que tendrían
que resolver Sherlock Holmes y el Doctor Watson. En el mismo nos describe de
manera excepcional los métodos de investigación que Holmes utiliza y que lo
diferencian del resto de detectives por su meticulosidad inigualable.
2. Ilustración
original de David Henry Friston
Dentro del capítulo 1 podemos apreciar algunos
indicios del tipo de investigación y análisis que realiza Holmes para descifrar
sus casos; sin embargo, no es sino hasta el capítulo 2 donde vemos de manera
mas directa, con el título correctamente llamado “La ciencia de la deducción”
El método ficticio que
utiliza Holmes para almacenar tanto conocimiento es decidir que es lo que el
necesita e ignorar por completo lo que cree que no le es necesario, por lo cual
toda la información trivial que una persona común se llena la cabeza el lo
ignora totalmente y concentra así su mente directamente en el conocimiento que
le será practico para realizar sus labores.
Del artículo escrito en una revista por el
mismo Sherlock Holmes:
La ciencia de la
educación y del análisis, al igual que todas las artes, puede adquirirse
únicamente por medio
del estudio prolongado y paciente, y la vida no dura lo bastante para que
ningún mortal llegue a la suma perfección posible en esa ciencia. Antes de
lanzarse a ciertos aspectos morales y mentales de esta materia que representan
las mayores dificultades, debe el investigador empezar por dominar problemas
más elementales. Empiece, siempre que es presentado a otro ser mortal, por
aprender a leer de una sola ojeada cuál es el oficio o profesión a que pertenece.
Aunque este ejercicio pueda parecer pueril, lo cierto es que aguza las
facultades de observación y que enseña en qué cosas hay que fijarse y qué es lo
que hay que buscar. La profesión de una persona puede revelársenos con
claridad, ya por las uñas de los dedos de sus manos, ya por la manga de su
chaqueta, ya por su calzado, ya por las rodilleras de sus pantalones, ya por
las callosidades de sus dedos índice y pulgar, ya por su expresión o por los
puños de su camisa. Resulta inconcebible que todas esas cosas reunidas no
lleguen a mostrarle claro el problema a un observador competente.
Un ejemplo en el que utiliza su manera
particular de pensar es cuando a simple vista logra notar que Watson viene de Afganistán:
«He aquí a un caballero
que responde al tipo del hombre de Medicina, pero
que tiene un aire
marcial. Es, por consiguiente, un médico militar con toda evidencia. Acaba de
llegar de países tropicales, porque su cara es de un fuerte color oscuro, color
que no es el natural de su cutis, porque sus muñecas son blancas. Ha pasado por
sufrimientos y enfermedad, como lo pregona su cara macilenta. Ha sufrido una
herida en el brazo izquierdo. Lo mantiene rígido y de una manera forzada... ¿En
qué país tropical ha podido un módico del Ejército inglés pasar por duros
sufrimientos y resultar herido en un brazo? Evidentemente, en el Afganistán.»
Para la investigación del caso, el
primer punto que aclara es:
No dispone de datos, es una equivocación garrafal el sentar teorías antes de disponer de todos los elementos de juicio.
No dispone de datos, es una equivocación garrafal el sentar teorías antes de disponer de todos los elementos de juicio.
Segundo punto, al llegar a la escena
observar detenidamente el entorno
Por lo visto, nada
estaba más lejos de sus propósitos. Se paseó tranquilamente por la accra,
contempló de manera inexpresiva el suelo, el cielo, las casas de la acera de
enfrente y la línea de verjas, todo ello con un aire despreocupado que me
pareció a mí que lindaba con la afectación en circunstancias como aquéllas. Una
vez que hubo terminado ese escrutinio, se encaminó lentamente por el sendero,
o, mejor dicho, por la orla de césped que lo flanqueaba, manteniendo la vista
clavada en el suelo. Detúvose dos veces; en una ocasión le vi sonreír y oí que
lanzaba una exclamación satisfecha. En el suelo húmedo arcilloso veíanse muchas
huellas de pies; pero como los policías habían ido y venido por el sendero, yo
no acertaba a comprender cómo mi compañero podía abrigar esperanzas de
descubrir allí algo de interés. Sin embargo, después de las demostraciones.
Una vez dentro del lugar en la escena
del crimen nuevamente observó la escena, mas específicamente al cadáver.
Nota también en el empapelado de la
pared una nota con sangre escrita posiblemente por el asesino. Continuó en
otras habitaciones y los pasillos observando a detalle con una cinta de medir y
un cristal de aumento.
En base a esto, logra descifrar lo
siguiente:
Aquí se ha cometido un
asesinato, y el asesino fue un hombre. Ese hombre tenía más de seis pies de
estatura, es joven, de pies pequeños para lo alto que es, calzaba botas toscas
de puntera cuadrada y fumaba un cigarro de Trichinopoly. Llegó a este lugar con
su víctima en un coche de cuatro ruedas, del que tiraba un caballo calzado con
tres herraduras viejas y una nueva en su pata derecha delantera. Hay grandes
posibilidades de que el asesino fuera un hombre de cara rubicunda y de que
tenía notablemente largas las uñas de los dedos de su mano derecha.
Lo primero en que me fijé al llegar allí fue
que un coche había marcado dos surcos con sus ruedas cerca del bordillo de la
acera. Ahora bien: hasta la pasadá noche, y desde hacía una semana no había
llovido, de manera que las ruedas que dejaron una huella tan profunda,
necesariamente estuvieron allí durante la noche. También descubrí las huellas
de los cascos del caballo; el dibujo de una de ellas estaba marcado con mayor
nitidez que el perfil de los otros tres, lo que era una indicación de que se
trataba de una herradura nueva. Supuesto que el coche encontrábase allí después
de que empezó a llover y que no estuvo en ningún momento durante la mañana, en
lo cual tengo la palabra de Gregson, se sigue de ello que no tuvo más remedio
que estar allí durante la noche; por consiguiente, ese coche llevó a los dos
individuos a la casa.
Después pasa a interrogar al hombre que encontró
al cadáver en una primera instancia, el cual le confirma que el asesino regresó
a la escena del crimen.
Cuando levantaron el cadáver apareció un
anillo de boda de mujer, el cual seria clave para resolver el caso.
Con la intención de encontrar al asesino, Holmes publicó un anuncio en los periódicos de la ciudad,
donde decía que tenía el anillo. Poco después, John se preparó para lo que
venía y cargo su viejo revólver. Pocos minutos después llego una mujer vieja y
arrugada que preguntaba por el anillo. Le dieron el anillo sin mayor problema,
pero cuando se fue, Sherlock decidió
seguirla, ya que pensaba
que tenía que ser su cómplice. Tras varias horas, Holmes regresó a casa, con un
fracaso encima. Siguió a aquella vieja, incluso llegó a estar en su vehículo,
pero cuando llegaron, ya no estaba allí: la vieja era un hombre.
Lestrade, que no estaba en el camino correcto, les dio una
mala noticia: el secretario Stangerson había sido asesinado esa misma mañana en el hotel
Halliday.
Lestrade, les cuenta como preguntó por él en el hotel y le
dirigieron a su habitación. Al entrar vio al señor Stangerson muerto de una
puñalada y encima del cadáver estaba escrita la palabra RACHE, que como ya sabíamos, quería decir "venganza" en
alemán. 3
Justo después, Lestrade
le dio las píldoras que también
había en la habitación y se fijó que no eran nada normales. Partió una de ellas
en dos y metió una de las dos partes en un vaso de agua: efectivamente eran
solubles. A continuación, añadió leche a
la mezcla y se la ofreció al perro. No pasó nada. Pero Holmes, se olvidó de un
detalle, la otra parte. Metió la otra parte en agua y leche y se la volvió a
dar al perro. El animal quedó rígido. Holmes seguía en el buen camino. Tras una larga
conversación, los detectives le preguntaron si sabía el nombre del asesino.
Dijo que sí.
Wiggins informó a Sherlock, que tenía el coche en la puerta. Holmes inmediatamente dijo que el cochero subiera a echarles una mano y al llegar y agacharse a por una de las maletas, lo esposó y dijo "Aquí tenéis al asesino." Se trataba de un tal Jefferson Hope. Con su propio coche lo llevó a Scotland Yard.
Wiggins informó a Sherlock, que tenía el coche en la puerta. Holmes inmediatamente dijo que el cochero subiera a echarles una mano y al llegar y agacharse a por una de las maletas, lo esposó y dijo "Aquí tenéis al asesino." Se trataba de un tal Jefferson Hope. Con su propio coche lo llevó a Scotland Yard.
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